¿Quieres leer sobre una historia que habla de la honestidad?
Gustavo Adolfo Bécquer, recogió una serie de leyendas españolas, que fueron transmitiéndose mediante la cultura oral por diferentes regiones. Él dio forma en prosa a estas increíbles historias, una de ellas te contamos hoy para que reflexionemos sobre la importancia de decir la verdad y ser honestos, asumiendo la consecuencia de nuestras palabras y actos
Al día siguiente, las tropas que partían hacia Sevilla desfilaron por las calles del pueblo. Al evento acudieron muchísimas personas, para ver a aquellos valientes caballeros partir. Entre ellas, Margarita, quien fue casi obligada a ir por sus hermanos. Los jóvenes no querían perderse aquel espectáculo, ni tampoco desperdiciar la oportunidad de ver al fin al famoso Conde de Gómara, del que todos hablaban maravillas. Contaban de él grandiosas aventuras y batallas épicas.
Pero, la mayor sorpresa se la llevó aquel día Margarita, al ver aparecer al Conde de Gómara, quien no era ni más ni menos que su querido amante. Del susto y el disgusto al haber sido engañada tanto tiempo, Margarita se desmayó y a los pocos días, murió.
El Conde de Gómara no sabía que su bella enamorada había muerto. Pero sucedió algo que le comenzó a inquietar al cabo de unos días. No podía concentrarse y andaba de un lado a otro totalmente absorto. Su tristeza y expresión de angustia aumentaban a cada instante, a pesar de haber ganado increíbles batallas en Córdoba y estar ya muy cerca de Sevilla.
Tal era su estado embriagador que su escudero, que le conocía bien, le preguntó, un tanto preocupado:
– Señor, algo le sucede, algo que le angustia, que no le deja dormir. Va a las batallas como autómata, sin disfrutar de ellas. Se mueve como si fuera un fantasma… No duerme, y cuando lo hace, se despierta con terribles pesadillas. ¿Qué es eso que tanto le pesa?
Y el Conde de Gómara, inquieto, casi entre sollozos, decidió contar al joven, en quien confiaba, lo que le pasaba.
La mano misteriosa que persigue al Conde…
– Ay, mi querido escudero, no lo puedo contar, porque me tomarán por loco.
– No se preocupe, que no lo haré. Si al menos pudiera ayudarle…
– Resulta que desde hace unos días, noto la presencia de una mano. Una mano que me dirige, que me protege, que se adelanta a mis movimientos, que no me deja ni en sueños. Una mano suave y frágil que ahora mismo se posa en uno de mis hombros…
Y diciendo esto, se levantó y comenzó a dar vueltas por la habitación, fuera de sí, como si quisiera librarse de algo invisible ante los ojos del escudero. Luego se sentó de nuevo y continuó con su relato:
– Ayer, en la batalla de Córdoba. ¿Recuerdas que mi caballo excitado se dirigía como loco hacia el enemigo, sin que pudiera frenarlo? Se dirigía hacia la muerte, y yo sin poder apaciguarlo…
-Sí, lo vimos todos, pero de pronto consiguió dar la vuelta…
– ¡No! … yo no fui. Fue la mano. Una mano que tiró con fuerza de las riendas de mi caballo y le obligó a dar la vuelta. Esa misma mano que descorre la cortina cada mañana, que me echa el vino en el vaso, que a veces se queda posada sobre mi cabeza… Esa mano que no me deja nunca.
El joven escudero miró apenado al conde. Efectivamente, pensó que había perdido la razón.
El romance de la mano misteriosa
Un día después, el Conde de Gómara llegó a las puertas de Sevilla, en donde esperaban en trinchera muchísimos más hombres que también acudían a luchar junto al rey Fernando.
Muchos descansaban en tiendas de campaña improvisadas. Otros cantaban, bebían… Y al Conde de Gómara le llamó la atención un juglar, que comenzaba a afinar su bandolina para comenzar a entonar un extraño romance que atrajo poderosamente al Conde hacia allí. Y, aunque su escudero le intentó impedir el paso al oír los primeros versos, no pudo hacer nada. El Conde de Gómara lo oyó todo y se quedó petrificado.
La promesa del Conde de Gómara…
El Conde, con los ojos bien abiertos y el corazón acelerado, se abalanzó hacia el juglar y le dijo:
– Dime, ¿de dónde eres?
Y el contestó:
– De tierras sorianas, señor.
– ¿Y a quién se refiere esta historia? ¿Dónde escuchaste el romance?
– Lo cantan en muchos lugares de Soria. Por lo visto se refiere al Conde de Gómara. Le hizo una promesa a una joven y ella murió. Es lo que cuentan, yo no lo inventé…
El Conde, totalmente aturdido, comenzó a entender lo que le sucedía. Cuando terminó la batalla en Sevilla, partió de inmediato a Gómara y pidió a un sacerdote que le acompañara.
Una vez que encontró el lugar en donde habían enterrado a Margarita, agarró su mano, que efectivamente sobresalía de la tierra, y pidió al cura que les casara. Al hacerlo, la mano descendió misteriosamente y se hundió para siempre bajo tierra.
El Conde de Gómara dejó de notar aquella mano cerca de él. Y dicen, que cada primavera, el lugar en donde estaba enterrada su ya esposa, se llena de flores, y que es el único lugar de allí en donde florecen margaritas (Adaptación escrita por Estefanía Esteban)
Después de leer la leyenda:
¿Cómo crees que las personas se sienten cuando averiguan que alguien ha mentido?
¿Cómo te sientes cuando alguien te miente?
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