Les presentamos la Guía de Abordaje o Protocolo de actuación la cual nace como respuesta a casos donde se sospechaba de consumo de sustancias por parte del alumnado de los Centros Educativos donde se desarrollaban los Programas de Prevención Universal o Selectiva, como Juego de Llaves y Rompecabezas. Ante esta sospecha de consumo de algún/a alumno/a, se elabora un protocolo que cuenta con herramientas claras, con una estructura sencilla y práctica para la aplicación por parte del profesorado.
La activación de este Protocolo de actuación acercó a los programas de Prevención Indicada como el programa Nova, donde trabajamos con las familias y sus hij@s pautas y líneas educativas para conseguir objetivos en el ámbito familiar, y a los Centros Educativos, ya que dicha activación posibilitaba el que se diera una derivación a programas específicos, como el de adolescentes, siendo los propios Centros Educativos autónomos a la hora de derivar casos a los programas de prevención Indicada.
Con el tiempo y viendo la utilidad del procedimiento, lo trasladamos a los diferentes ámbitos de trabajo en prevención (laboral, ocio y tiempo libre y comunitario), ya que a medida que se fueron trabajando en dichos contextos la demanda de los agentes preventivos implicados fue la misma que inicialmente surge en los Centros Educativos: formación y pautas de actuación ante posibles casos de consumo de drogas.
En los carteles que les presentamos se pueden dar dos situaciones, nos centraremos en el procedimiento originario que se hace en los centros educativos:
1. Ante la sospecha de consumo de drogas de un alumno/a/trabajador-a/adolescente:
Se informa al personal técnico de Proyecto Hombre, que asesorará de los pasos a seguir y acompañará al profesorado/mediador a lo largo de todo el proceso de detección, orientación y derivación.
Durante una semana, y con la ayuda de la guía de observación (documento) 2 o 3 miembros del equipo observarán al alumno/a, trabajador/a con el fin de recabar datos objetivos que ayuden a enfocar la entrevista de abordaje de la posible problemática detectada.
Una vez concluida la fase de observación, se llevará a cabo una reunión con el personal técnico para poner en común los datos observados.
Se pueden dar las siguientes situaciones:
Si hay suficientes signos (indicadores) de riesgo de consumo de drogas, una persona significativa (orientador/tutor, supervisor/a), hablará con él/ella en primer lugar, y con la familia (en el caso de menores) en un segundo momento.
En el caso de los/as menores si confirma el consumo, se le invita a que sea él / ella quien se lo diga a su familia (en caso necesario, el centro se ofrece para apoyarlo en dicha comunicación). En caso de que el/la menor se niegue a informar a su familia, se le explicará que el Centro Educativo lo hará por él, pues al ser menor, la familia debe estar informada. En esa entrevista/información se les ofrecerá la posibilidad de entrar en el Programa de Prevención Indicada y/o recursos de intervención específica para adolescentes.
Si no se confirma el consumo de drogas, se establecerá con el centro educativo el tipo de intervención que sea más adecuado para cubrir la problemática que presenta el/la alumno/a.
2. Ante la evidencia de consumo de drogas en el centro:
Establecer una reunión con el/la alumno/a y su familia para informar de lo ocurrido. Se invitará al menor a que sea él /ella quien comunique a su familia que ha consumido drogas.
En el caso de expulsión definitiva, y si así lo decide el Centro Educativo, se le presenta al alumno/a y a su familia el Programa de Prevención Indicada Nova, como medida alternativa a dicha expulsión.
En este último caso, y para facilitar la coordinación con el Programa de prevención Indicada, se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:
El centro educativo debe definir cuál es el motivo de expulsión.
El centro educativo debe establecer cuáles son las condiciones a las que debe hacer frente el alumno/familia para cumplir con la medida alternativa.
En el caso de que la familia/alumno-alumna acepte la medida, el Centro Educativo pedirá una autorización para que éste y el Programa de Proyecto Hombre puedan coordinarse. Para ello, firmarán un documento que permita dicha coordinación.
Se propone que el contrato donde se reflejen las condiciones que debe cumplir la familia y el/la alumno/a y el documento de aceptación de la coordinación, debe estar en disposición del Programa de Proyecto Hombre, con el fin de mejorar la coordinación con el Centro Educativo.
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