¿Sabían que existen distintos estilos de comunicación que pueden condicionar positiva o negativamente la forma en que nos comuniquemos en casa?
Así, se han identificado el estilo de comunicación pasivo, agresivo y asertivo. En los dos primeros el resultado final es una comunicación basada en la pérdida de derechos, baja autoestima, imposición de unos puntos de vista en detrimento de los del otro/a, etc. Sin embargo, con el estilo asertivo sin dañar tu autoestima ni la del otro/a, ni perjudicar los intereses de ambos puedes llegar a un entendimiento sano con los demás.
Investiga y busca más información sobre estos tres estilos de comunicación. Identifica cuál sueles utilizar normalmente. Y no olvides que los tres son aprendidos, por tanto, si te pones a ello, conseguirás ser una persona asertiva dentro y fuera de casa.
Con los/as hijo/as es importante no sólo el estilo de comunicación que utilicemos sino también otros aspectos como:
“Estar presentes” cuando hablamos con ello/as. Una cosa es oír y otra escuchar. De nada vale preguntarle cómo está si estamos pendientes, por ejemplo, del móvil o televisor.
Busca un lugar y momento adecuado para sentarte a hablar con ello/as y mostrar interés por sus cosas. Por ejemplo en la hora de la cena preguntarles qué tal les ha ido el día.
Dale importancia a lo que para ellos/as es importante. Quizás pueda parecerte que una riña en el patio o un amor no correspondido es algo sin importancia, pero para ellos/as puede ser lo “más grande” que está ocurriendo en su vida. No les quitemos valor porque probablemente no tendrán la confianza ser escuchados/as y comprendidos/as la próxima vez.
No comparemos nuestra juventud a la de ellos/as. Hemos vivido momentos políticos, sociales, económicos… muy diferentes.
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