¿Inteligencia emocional?
- Equipo de Prevención
- 8 mar 2021
- 2 Min. de lectura
La adolescencia es una etapa crítica de nuestra vida que presenta enormes retos para nuestro desarrollo personal. En estos años comenzamos a reclamar y construir nuestra independencia, nuestros referentes dejan de ser los padres para pasar a ser el grupo de pares.
A todo este complejo proceso de cambio se suma la vorágine emocional que experimentamos a nivel subjetivo. Ese sube y baja de emociones intensas y desconocidas que muchas veces no sabemos abordar puede complicarnos el tránsito por este periodo vital.

¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional en los adolescentes?
Si queremos ayudar a nuestros adolescentes a desarrollar esta valiosa habilidad, debemos centrarnos en cuatro puntos clave:
Autoconocimiento: entender qué siento
El punto de partida para una buena gestión emocional es saber identificar la emoción que estamos experimentando y ser capaces de ponerle nombre. Contar con un vocabulario emocional rico y variado nos permitirá comprender mejor los matices del sentimiento concreto que nos aborda.
Para llevar a cabo esta tarea de inteligencia emocional con los adolescentes, podemos contar con recursos tales como el emocionario (pincha aquí te lleva al enlace), o cualquier otro similar que los ayude a ordenar y poner en palabras su mundo interior.
Empatía: entender qué siente el otro
Un aspecto imprescindible a desarrollar, es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender qué sentimientos o motivaciones le mueven. Es importante en este paso recordar la teoría de la atribución de Heider.(pincha aquí te lleva al enlace).
Según esta teoría, al juzgar los actos de los demás, tendemos a pensar que son causados por su personalidad y no tenemos en cuenta el contexto. Así, podemos afirmar que “yo te grité porque estaba enfadado”.
Sin embargo, cuando se trata del otro, asumimos que “él me gritó porque es una persona mala”. Debemos alentar a los adolescentes a realizar un análisis más profundo y reflexionar sobre qué mueve por dentro a la otra persona.
Autocontrol: decidir cómo actúo ante mis emociones
Hay que recalcar en este punto la palabra decidir, pues no se trata de reprimir la emoción (pincha aquí te lleva al enlace)., si no de ser capaz de actuar en lugar de reaccionar. No hay emociones buenas ni malas, sólo útiles e inútiles en función de sus consecuencias.
Por tanto, debemos alentar a los jóvenes a que sean capaces de sobrepasar el impulso primario y sopesar las consecuencias antes de pasar a la acción. De este modo, les enseñamos a usar sus estados emocionales como guías de actuación y a ser responsables de sus decisiones.

Comments