Personal Técnico del Cabildo muestran cómo la población aborigen de Gran Canaria aprovechaban charcos naturales, mareas, sol y viento para obtener sal.
La población aborigen que habitó la Isla, aprovechaban los encharcamientos naturales, las mareas, el sol y el viento para obtener sal, hoy día la población puede disfrutar de estampas de ensueño en sus Jardines de Sal, a los que el Cabildo de Gran Canaria ha dedicado sus primeras visitas virtuales para acercar su Patrimonio Histórico a la población.
Las Salinas de Tenefé en Santa Lucía y las del Bufadero en Arucas fueron los lugares escogidos para abrir una ventana virtual de la mano del arqueólogo insular José Navarro, quien dio a conocer a los asistentes virtuales el oficio de salinero y el valor nutritivo de las "aguas pintas", ha explicado la Corporación insular en un comunicado.
Y es que un elemento que llama la atención en las salinas es la formación de aguas pintas en la superficie de los tomaderos, o maretones, que pueden tornarse rojizas, anaranjadas o rosas, el personal técnico del Cabildo las llevaron para su análisis a un centro de algología aplicada y encontraron altas concentraciones del alga 'dunaliella salina', el único ser vivo que tolera un ambiente hipersalino y que subsiste excretando caroteno, es decir, el principio activo de la vitamina A, de ahí esa gama de colores.
El salinero que cultiva los Jardines de Sal
El maestro salinero, persona clave de las salinas, es quien se mantiene siempre muy atento a la luna porque le muestra cómo será el estado de las mareas, largas o cortas, altas o bajas. Esta información la usa para preparar los depósitos en los que entra el agua de mar, llamados tomaderos en Tenefé o maretas en Bufadero, conocieron los internautas también de la mano del historiador de Tibicenas Octavio Rodríguez y la intérprete de signos Nuria Melián.
El oficio de salinero es artesanal, se realiza durante todo el día y también incluye la labor de 'tumbar la nata', que es arrollar con el rodillo la película de sal formada en la superficie de los tomaderos o maretones para romperla y empujarla al centro para que pierda la humedad y quede poco a poco el mineral.
El trabajo del maestro salinero no concluye nunca, precisa dedicación constante porque siempre tiene qué hacer, cuando no extrae sal, la almacena o limpia el terreno. En cualquier caso, la temporada alta de producción de sal es la primavera y concluye cuando inicia el otoño, ya que el clima es determinante, cuando llueve o baja la temperatura no es posible obtener sal pues la evaporación es la clave.
Los Jardines de Sal: Tenefé y Bufadero
Las Salinas de Tenefé son de barro y datan del siglo XVIII y fue escogida como localización Santa Lucia de Tirajana porque además de sol, ofrece viento constante, algo muy importante porque si hay poco no se obtiene sal o si hay demasiado el mineral se ensucia y contamina.
La necesidad de construir Tenefé fue debida a la industria de la salazón y de los aprovechamientos pesqueros del banco canario sahariano, la demanda de sal era para conservar los pescados, así que en aquel tiempo era muy valiosa, de hecho era considerada el oro blanco y en ocasiones el jornal era pagado con el mineral.
Las Salinas de Bufadero son incluso anteriores, del siglo XVII, y están ubicadas en una plataforma rocosa y son las única de este tipo, sobre piedra, que han pervivido, su producción es menor y más artesanal y se destinaba al consumo local, en el caso del norte, toda la costa de Arucas pudo ser utilizada por los aborígenes para obtener sal, pues contabiliza hasta siete salinas.
Uno de los resultados de las investigaciones de la antropología de la sal en torno a las Salinas de Bufadero es que son un endemismo etnográfico por su forma de explotación y sus condiciones de suelo, así como su modo de cultivo. Tanto es así, que de momento no se conoce nada igual en el mundo, aseguraron los técnicos.
Los entornos virtuales permiten visitar los espacios patrimoniales de Gran Canaria de manera segura en tanto llega el momento de volver a disfrutarlos de manera presencial.
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