En todas las familias llegan los momentos de conflicto, estos pueden tomarse como un problema o una oportunidad. Evidentemente es una situación que supone cierta dificultad, y eso no pretendemos obviarlo, e incluso genera incomodidad, pero como son inevitables... aprovechemos para conocernos y expresarnos.
Es un momento para conocer qué siente y piensa la otra persona, a la par de exponer nuestros pensamientos y sentimientos. Hay que tener presente evitar las descalificaciones, las malas formas y mantener una actitud dispuesta a comprender los otros puntos de vista.
Hay que aceptar que en ciertas cuestiones la opinión de las diferentes partes no va a llegar a coincidir por lo que se debe tolerar la frustración que esto pueda derivar, entendiendo que un acuerdo es independiente a los matices personales sobre un tema por eso es importante ceder y negociar.
Cuando buscamos negociar para resolver un conflicto, todo se realiza a través de los acuerdos entre las partes y eliminando las imposiciones. Un gran truco es saber pedir perdón y perdonar.
Es importante recordar que ciertos temas quedan exentos de las negociaciones: uso o abuso de sustancias incluso las legales cuando hablamos de menores de edad, violencia física o verbal, absentismo escolar… u otras situaciones ilegales o que suponen un riesgo para la persona o su entorno.
A continuación, te dejamos una serie de pasos para poner en práctica la negociación. Te serán útiles en diferentes situaciones, por ejemplo: horario de llegada, conflictos entre hermanos/as, responsabilidades en casa, uso del móvil/Tablet/pc o videojuegos, horario de descanso, comidas, tiempo de estudio….
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