Hoy, gestionar nuestro universo emocional, es considerado imprescindible para el desarrollo saludable de cualquier persona. Esto se ha comprendido así porque... ¿quién no conoce personas inteligentes, con gran éxito académico y laboral, y que, sin embargo, han sufrido fracasos en otros ámbitos de su vida como el personal y/o social?
El manejo de las destrezas emocionales es útil para sobreponerse no sólo a los contratiempos de la vida, sino para tener una vida plena y feliz, llena de éxito en los ámbitos personal, social, académico y/o laboral.
Por todo ello, es bueno que ayudemos a nuestr@s hij@s a adquirir las siguientes habilidades para tener una buena inteligencia emocional:
Por un lado hablamos de inteligencia intrapersonal donde entra en juego el estado emocional relacionado con el reconocimiento de su propia emoción y gestión de esta, dan respuesta a, ¿quién soy? ¿Cómo me siento?... podemos preguntarnos si nuestr@s hij@s ¿saben regular sus emociones?, ¿saben auto- motivarse?.
Por otro lado encontramos la inteligencia emocional interpersonal, dónde debemos dar respuesta a preguntas como ¿Cómo nos relacionamos con nuestro entorno?, ¿soy capaz de ponerme en lugar del otro?, debemos intentar ayudarles para que adquieran habilidades como la empatía o la asertividad.
Y la pregunta del millón es ¿cómo trabajamos para ayudarles a adquirir estas habilidades?
Podemos realizar los siguientes ejercicios. Ánimo se tarda poco y podemos aprender mucho realizándolos.
Mira este cuadro e intenta expresar la emoción que se ajusta al momento que vives. Pide a tu hij@ que haga lo mismo. Con la práctica aprendemos a reconocer y adquirir vocabulario relacionado con nuestras emociones, si sabemos lo que sentimos podemos actuar acorde a ello.
Ok, ya sabemos lo que sentimos, ¿cómo lo expresamos y solicitamos cambios en el comportamiento para mejorar la vida familiar? Practica esta fórmula:
Muy bien hecho, ahora ¿por qué no pides a tu hij@ que conteste lo siguiente sobre ti?
Tienes una idea de cómo ve tu hij@ que reaccionas y te expresas...¿crees que puedes mejorar? Piensa en cómo lo dirás la próxima vez y cuál es el objetivo que quieres conseguir al decirlo, para acercarte a él/ella. Con el ejemplo, enseñamos a nuestros hij@s.
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